Orthokine, en qué consiste

La medicina es uno de los campos de trabajo que siempre se encuentra en una constante evolución con el objetivo de encontrar nuevas fórmulas que aumenten la calidad de vida de las personas. No obstante, existen determinadas dolencias o patologías, que pese al paso del tiempo, no logran encontrar diferentes fórmulas en las que poder incidir y erradicar el dolor.

 

Uno de estos casos le encontramos en los diferentes dolores articulares y de espalda, cuya presencia en el cuerpo de cualquier persona puede llegar a suponer una importante molestia capaz de modificar por completo el día a día de las personas que la sufren. Sin embargo, conviene saber que en los últimos años se han desarrollado diferentes terapias que ayudan a mejorar por completo lo relacionado con esta fórmula: la terapia Orthokine es un buen ejemplo de ello.

 

 

Terapia Orthokine, qué es

Lo primero que tienes que tener en cuenta, es que este tipo de terapia se basa en el suero sanguíneo rico en factores de crecimiento y antiinflamatorios naturales, que se obtienen a partir de la sangre del propio paciente. Debido a su carácter natural, son pocas las ocasiones que ese tipo de terapia puede ocasionar contraindicaciones a la hora de trabajarla sobre cualquier cuerpo.

 

Su gran efectividad, hace que se ha posicionado como uno de los recursos más eficientes cuando se trata de mejorar la movilidad de cualquier articulación o zona del cuerpo, especialmente en todos aquellos casos en los que se olvida por completo la opción de intervención quirúrgica. Además, es mucho menos invasiva que la colocación de diferentes prótesis o cualquier otro elemento externo que haya que introducir en el cuerpo.

 

A nivel de durabilidad, conviene destacar que mediante este tipo de terapias, el paciente puede beneficiarse de los resultados durante un período largo de tiempo, todo dependiente de la gravedad y el tipo de lesión que presente . No obstante, como ocurre en otros sectores de la medicina conviene no aventurarse en exceso en la relacionado con la durabilidad de esta terapia, puesto que dependerá en gran medida tanto de las características del paciente como del resto de cualidades que tenga a nivel biológico, además de la respuesta del propio cuerpo a la terapia en concreto.

 

Cómo se realiza

A la hora de analizar cómo es la realización de esta terapia, es importante que conozca que el primer paso que debe recorrer cualquier paciente que esté dispuesto a llevarlo a cabo es extraer su propia sangre e introducirla en una centrifugadoraincubadora durante un periodo de entre seis y ocho horas. Esta acción es necesaria para la estimulación de las plaquetas, que son las encargadas de la liberación de las proteínas antiinflamatorias, base fundamental de esta Terapia.

 

Una vez realizado este proceso, el siguiente paso es inyectar en la zona afectada el suero resultante, que gracias a los estados obtenidos en el paso anterior, permiten incidir de manera directa en la zona en la que se ha trabajado, permitiendo un descenso del dolor.

Existen hoy en día ya Publicaciones contrastadas que empiezan a demostrar el Beneficio del uso de estas Terapias, siempre que las indicaciones sean correctas.

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